Detrás del volante
26/11/2025
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En España, no es rara la familia en la que algún coche haya pasado de padres a hijos. Muchos conductores noveles empiezan conduciendo el coche de la casa, para acabar quedándoselo para coger práctica. Si durante los 80 y 90 el éxito de Renault marcó a toda una generación de conductores noveles, hoy la historia se prepara para repetirse, pero con nuevos protagonistas.
Aquellos que se estrenaron con los iconos del siglo XX ven ahora cómo la marca recupera esa esencia para las nuevas generaciones. Los míticos R5, R4 o Twingo regresan electrificados, uniéndose al incombustible Renault Clio, para demostrar que la emoción del primer coche no entiende de épocas, solo de evolución.
Hoy cruzamos las historias de varios conductores: los hermanos Luis y Guadalupe Martínez, el matrimonio formado por Verónica Fernández y Manuel Domínguez, y su amigo David Guerrero. Sus vivencias con coches heredados y primeras veces al volante no son solo recuerdos del pasado, sino el espejo donde se mirarán los nuevos conductores del futuro.

Como tantos otros de su época, Luis aprendió a conducir con el coche de su padre, un Renault 12 TS del año 76 de color azul metalizado. Y como tantos otros acabó heredándolo y manteniéndolo hasta finales de los 90: “Recuerdo los trayectos diarios a la universidad, servía también de “taxi” a un amigo que no podía conducir, aunque su apodo era El Tanque”.
Curiosamente Manuel, sin estar en la misma conversación, se expresa en los mismos términos y con similar nostalgia: “Yo cogía el R21 de mi padre para ir a la universidad, me suena que le llamáramos El Tanque.” En su caso, mantuvo su Renault 21 2.0 blanco hasta el año 2004. “Siento que ha sido el coche más cómodo que he tenido nunca”.
Esa robustez que Luis recuerda es la misma que Renault quiere transmitir ahora con la reinterpretación del Renault 4, un modelo diseñado para ser tan polivalente y aventurero en su versión 100% eléctrica como lo fue en el pasado, listo para ser el nuevo "tanque" fiable de los jóvenes de hoy.
Esa fidelidad a la marca se mantiene viva. Tanto Manuel como su mujer Verónica conducen hoy un Renault Megane II Sedan del 2004, aunque en este caso, ella lo heredó de su hermano: “Él lo eligió porque mi padre lleva toda la vida con Renault, todos los coches de mi infancia han sido de esa marca”. Verónica, por su parte, se inició con un Megane Hatchback.

La impronta de Renault como ‘coche de la infancia’ es un factor decisivo que atraviesa décadas. “En mi familia siempre se ha comprado Renault”, aclara David, propietario de un Renault Laguna II Privilege de color beige. “Mi padre empezó a principios de los ochenta con un Renault 14 GTS. Después vendría un Megane I de mediados de los 90 y finalmente mi Laguna en 2002, que también llegó a usar mi padre”.
Este ciclo de confianza se repite con Guadalupe, hermana de Luis. Aunque no condujo el R12, el recuerdo de la marca la llevó a su propia elección. “Era un Renault Clio I color burdeos que me compré con mi primer trabajo, todo un sueño hecho realidad: precioso, fiable y con precio estupendo”.
El caso de Guadalupe ejemplifica perfectamente la vigencia de Renault Clio. Un modelo que ha sabido evolucionar con los tiempos y que hoy, con su tecnología E-Tech full hybrid, sigue siendo la respuesta para los jóvenes que buscan esa mezcla de independencia y diseño, tal y como lo fue el Clio I en su día. Guadalupe, que hoy conduce un Dacia Sandero, lo resume así: “Mi padre siempre había tenido coches de esta casa, sabía que eran buenos y seguros”.

La predilección por una marca nace de la emoción. “Yo me sentí algo más adulto por poder conducir ya, y más aún el Renault 12 de mi padre”, nos cuenta Luis. Su hermana añade: “A mí el Clio me aportó libertad, independencia y mucho orgullo por haber logrado tener mi primer coche”.
Esa chispa de libertad es la que promete encender de nuevo el retorno del Renault 5 E-Tech 100% eléctrico. Un coche que recupera el enfoque pop del original para conectar emocionalmente con una generación digital, ofreciendo ese mismo orgullo de "tener algo especial" que sintió David: “El sentimiento que tuve aquellas primeras veces fue de incredulidad. Un chaval suele heredar el coche más viejo que tiene la familia, pero ahí estaba yo con una pasada de Renault Laguna repleto de los mejores extras de la época”.
Manuel coincide en esa sensación: “El ascenso en la ‘escala social’ al pasar del hacinamiento del bus al confort del mullido asiento del Renault 21, es algo que pocas veces he vuelto a experimentar”.

En la iniciación al volante, la figura de los padres (o mentores) es inevitable. El padre de Guadalupe y Luis les inculcó una filosofía que trasciende la mecánica: “Nuestro padre nos decía que el coche ‘te habla’ y te pide lo que necesita... E insistía en conducir con firmeza, confianza y precaución”. La propia Guadalupe apunta en la importancia de transmitir esos valores a sus propios hijos: “Aunque aún no tuvieran la edad de conducir, desde siempre les he inculcado la importancia de la seguridad en un vehículo.”
Aquí es donde el pasado y el futuro se dan la mano. Manuel y Verónica, pensando en su hija de cuatro años, ven cómo la tecnología avanza para facilitar ese aprendizaje. “Sentí mucho miedo la primera vez que cogí el coche con mi hermano para enseñarme a conducir, aunque debo reconocer que el copiloto no ayudaba mucho”, bromea Verónica.
Ahora, con su hija, el enfoque es diferente: “Es una ametralladora de preguntas sobre semáforos, señales, cruces… Siempre intentamos responder de la manera más didáctica posible”. Cuando esa niña tenga edad de conducir, quizás lo haga en un ágil Renault Twingo E-Tech eléctrico, diseñado para la ciudad, o en un R5, coches que "hablarán" con ella no solo a través del motor, sino a través de la conectividad y la seguridad activa.
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