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21/6/2024
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En un mundo cada vez más consciente de la importancia de cuidar el entorno, el coche eléctrico se postula como la solución ideal para realizar una movilidad sostenible. Estamos ante vehículos que ofrecen una serie de ventajas que van más allá de la simple reducción de emisiones contaminantes.
En este artículo exploramos uno de sus grandes beneficios, que son los atractivos incentivos fiscales que tenemos a disposición en nuestro país. ¿Qué impuestos pagan los coches eléctricos y cuáles no?
Lo que antes era una vía repleta de ruido de vehículos a motor es ahora un paseo comercial revitalizado, acompañado de tanto en tanto por el siseo electromecánico de los sistemas de carga en la frenada. Quizá el cambio más grande que se percibe a nivel de calle es la ausencia de ruido. Este espacio se ha transformado de no-lugar ruidoso a un lugar agradable en el que mantener una conversación mientras se pasea por la acera. Nadie ha prohibido los coches, y su presencia es aún visible, pero ahora estos conviven con modos activos y micromovilidad. ¿Por qué es importante hablar de ruido?
Con la relevancia que ha tomado el control de las emisiones contaminantes para nuestro bienestar, muchos nos hemos olvidado de la importancia del ruido, o mejor dicho, del silencio. El nivel acústico que nos rodea influye en nuestro día a día más de lo que creemos, en nuestro estado de ánimo y descanso. Gracias a combinar la electrificación con el despliegue de ciudades 30 (la velocidad de los vehículos influye en el ruido que se genera), en esta ciudad imaginaria a varias décadas vista la gente puede vivir con niveles sonoros saludables.
Ahora es posible escuchar los pájaros incluso durante la entrada y salida del trabajo, o en momentos de gran movimiento de vehículos por la calle. Se escuchan las pisadas de las personas, y no es necesario alzar la voz para combatir el ruido con más ruido.
Ahora es posible tomar algo en una terraza junto a la calzada o sentarse en un banco a leer o charlar, y hacerlo sin necesidad de gritar a tus acompañantes.
La desaparición del humo urbano, esmog incluido, será uno de los grandes hitos del futuro de las ciudades. A pesar de que en la actualidad la contaminación per cápita es baja dentro de ellas, el tráfico motorizado que la cruza (sumado a las calderas en invierno) hace que se formen ‘boinas’ de contaminación. Y aunque es cierto que estas están reduciendo su volumen, frecuencia y peligrosidad —el pico probablemente se dio a mediados del siglo pasado, en Londres, durante la Gran Niebla—, son todavía un reto de las ciudades.
Los coches eléctricos son una herramienta imprescindible para eliminar los contaminantes atmosféricos, ya que carecen de tubo de escape y no emiten contaminación local. Además, como operan con electricidad almacenada en una batería, a medida que el mix eléctrico se descarboniza, los coches son más y más limpios. Un vehículo eléctrico comprado hoy se espera que funcione con cada vez más electricidad renovable a lo largo de su vida útil.
El auge de los vehículos eléctricos, además del abandono de los sistemas de climatización por combustión, han hecho que el ejemplo urbano futurible de 2050 sea un lugar mucho más limpio que aquellos en los que los lectores viven en la actualidad, de formas tan sutiles como que la ropa ya no se ensucia de contaminantes cuando está tendida al sol, que han bajado los ataques de asma, que es posible hacer ejercicio a todas horas en exteriores. ¿Cómo de lejos se está de esa meta de ciudad limpia gracias a la movilidad eléctrica?
La regulación ha jugado un aspecto clave en la calidad del aire. Las normativas Euro de emisiones, como la futura Euro 7, han ido marcando una descarbonización paulatina en el mundo del motor. Asimismo, los índices de calidad del aire se van reduciendo poco a poco, de hecho en 2024 la normativa europea ha reducido a la mitad muchos de los valores máximos de NO2, PM10 y PM2.5.
Datos en µg/m3 | Periodo | Directiva Actual (exigible en 2010) | Directiva Actual (exigible en 2010) | Valores Guía OMS (2021) |
---|---|---|---|---|
NO₂ | Anual | 40 | 20 | 10 |
PM₁₀ | Anual | 40 | 20 | 15 |
PM₂.₅ | Anual | 25 | 10 | 5 |
La innovación ha sido, y está siendo, un motor de cambio social. Como señalaba Luca de Meo, CEO de Renault Group y presidente de ACEA, en su carta abierta, las innovaciones en baterías se siguen sucediendo a un ritmo muy rápido, y los vehículos adoptan la innovación digital. Se trata de una industria que incorpora rápidamente nueva tecnología que ayuda a la descarbonización.
Para favorecer la popularización de los vehículos eléctricos y contribuir a la descarbonización, es necesario el despliegue de una densa red de puntos de recarga, o incluso recurrir a modelos más pequeños como propone Luca de Meo con los coches “POP”. Los kei cars ya funcionan a la perfección en Japón, mientras que Renault Group ya está desarrollando soluciones de micromovilidad a través de Mobilize.
Asimismo, tecnologías como la carga bidireccional V2L, ya presente en Renault 5 E-Tech 100% eléctrico, harán más versátiles los vehículos, integrándolos dentro de la red como un nodo de almacenamiento más.
Si todas las ciudades del planeta apagasen de inmediato calderas, aviones y coches térmicos, y los sustituyeran por sus alternativas eléctricas (en aviación no existen), probablemente apenas se notarían los cambios a corto plazo, más allá de la falta relativa de ruido. Las primeras referencias notables ocurrirían décadas después, con aumentos consistentes de la calidad de vida de las generaciones que han dejado de tragar humo.
Lentamente, se irían viendo cambios como mejoras de rendimiento académico, mejora de la salud en general, aumento de la actividad física urbana y un aumento de la esperanza de vida general.
Los cambios urbanísticos también podrían darse, aunque a más largo plazo y de forma más lenta. Los coches eléctricos requieren de energía eléctrica en lugar de combustible. Y la ventaja es que esta puede cosecharse directamente en la ciudad. El vehículo eléctrico ayuda de forma notable a la conversión de tejados en colectores fotovoltaicos, y con ello reduce la temperatura local al evitar que la irradiancia aterrice en las superficies.
El año 2050 queda muy lejos. Aún es 2024 y se está a mitad de camino de un proceso de descarbonización que requerirá una generación más. Para cuando los hijos e hijas de quienes lean estas palabras alcancen la edad de estos, probablemente se esté muy cerca de alcanzar la meta cero emisiones urbanas. En buena medida, gracias al vehículo eléctrico.