Actualidad
20/5/2025
La movilidad eléctrica crece con fuerza, pero su consolidación también depende de una red de recarga pública fiable y bien distribuida. Analizamos el estado actual, los retos por superar y las soluciones que ya funcionan en otros países.
Si hay algo que hemos comprobado en los últimos años es que la movilidad eléctrica avanza con paso firme, tanto por parte de fabricantes como de usuarios. Cada vez son más los conductores que dan el salto al vehículo eléctrico (en abril de 2025 los coches electrificados representaban una cuota de 13,5% del mercado total), ya sea por conciencia medioambiental, por interés en la innovación tecnológica o, incluso, como forma de prepararse ante los retos de la agenda 2030.
Sin embargo, en la actualidad existe un factor clave que determina el ritmo de esta transición (y al que no siempre prestamos suficiente atención): la infraestructura de recarga. Poseer un vehículo eléctrico es solo una parte del viaje, pero tener la opción de cargarlo de manera sencilla, rápida, accesible y en cualquier punto de la geografía es el verdadero motor del cambio.
En este contexto, el despliegue de los puntos de recarga en España se ha convertido en una de las grandes demandas en el mundo de la automoción. Y si bien el proceso está en marcha y existen muchas señales positivas, todavía quedan grandes desafíos por delante, entre los que se encuentra la disponibilidad geográfica o la velocidad de carga. Analizamos cómo es el mapa de puntos de recarga actual, los retos por asumir y las posibles soluciones que podrían dar todo un empujón a la movilidad eléctrica en España.
Según indica el último Barómetro de la Electromovilidad de ANFAC, publicado en abril de 2025, en el primer trimestre de 2025 se ha alcanzado una cifra total de 46.358 puntos de recarga de acceso público, lo que supone un aumento del 20 % con respecto al cierre del año 2024.
Sin embargo, también encontramos que más de 13.000 puntos de recarga se encuentran actualmente fuera de servicio, bien sea por averías, por encontrarse en mal estado o por no estar conectados a la red eléctrica. Solucionar este aspecto será entonces un verdadero reto ya que, si permanecieran operativos, la infraestructura total ascendería a 59.430 puntos, una cifra muy cercana al objetivo de 64.000 que planteó en su momento ANFAC.
A esto se suma otra circunstancia: un 30% de toda la infraestructura actual cuenta con potencias superiores a los 22kW. Si bien fabricantes como Renault cada vez apuestan más por la carga rápida en sus vehículos, los puntos públicos específicos no siempre permiten a los usuarios aprovechar al máximo los beneficios de esta tecnología.
La buena noticia, sin embargo, es que solo en 2025 han aumentado en 601 los puntos de recarga públicos de entre 150kW y 250kW, los cuales permiten cargar cada vehículo en tiempos de entre 15 y 27 minutos. En este caso, son la mejor alternativa para los VE que pretenden realizar trayectos de larga distancia, gracias precisamente a su alta velocidad de carga, pero además son fundamentales para el transporte pesado, que requiere un mínimo de 150kW para sus correspondientes baterías.
Asimismo, también han aumentado ligeramente los puntos públicos de más de 250kW, la mayoría están vinculados a proyectos propios de fabricantes de automóviles.
Si nos centramos en la disponibilidad geográfica, vemos por ejemplo, que Navarra y Cataluña son dos de las comunidades que se encuentran por encima de la media española, tanto en volumen de mercado como de infraestructura. Para que nos hagamos una idea, en el indicador global de penetración en base a 100 del barómetro mencionado, la media española estaría en 15,5 y Pamplona 23,25. Mientras que Madrid, la comunidad más poblada de España, destaca más por su mercado que por la infraestructura disponible. A la cola en ambos indicadores estarían Andalucía, Ceuta y Melilla, bastante por debajo de la media nacional, especialmente en lo que se refiere a su red de puntos de recarga.
Por otro lado, el panorama es muy diferente en núcleos urbanos respecto a los interurbanos o rurales. En total, el 57 % de la infraestructura de recarga de acceso público se ubica en las urbes. La capilarización equilibrada de puntos de recarga en todo el territorio español, es por tanto otro de los retos a asumir.
La transformación hacia la movilidad eléctrica plena no está exenta de retos, toda una oportunidad para mejorar el sistema entre todos los agentes involucrados y adaptarlo a las necesidades de los usuarios. En lugar de ver los desafíos como obstáculos, es más interesante interpretarlos como puntos de activación para seguir impulsando una infraestructura sólida, eficiente y conectada.
A pesar de que los objetivos de que aún los objetivos establecidos no se han alcanzado, es cierto que la red de puntos de carga públicos sigue ampliándose, con datos esperanzadores como los que hemos visto en apenas un trimestre de 2025. Asimismo, se percibe una clara intencionalidad en lo que respecta a los puntos de carga rápida.
En cualquier caso, y teniendo en cuenta las particularidades de un territorio como España (con núcleos urbanos muy marcados, una densidad de población desigual, dos archipiélagos, dos ciudades autónomas, largos desplazamientos entre comunidades y políticas autonómicas dispares), se nos presentan varios retos y posibles soluciones cuando se trata de mejorar la infraestructura pública de puntos de carga:
España ya ha demostrado que tiene capacidad tecnológica, empresarial e institucional para avanzar a buen ritmo. Como ejemplo más significativo encontramos las ayudas para instalar cargadores de coche eléctrico en el ámbito privado, que en algunos casos llegan a cubrir el 80 % del coste de instalación.
El reto ahora es escalar, consolidar y darle la importancia suficiente a la infraestructura pública para ir en sintonía con los avances del sector, las necesidades de los usuarios y, por supuesto, con la agenda sostenible.
Mientras España prosigue su propio camino, diversos países europeos han implementado soluciones innovadoras, que también podrían servir de inspiración para mejorar nuestra infraestructura de recarga española.
Según datos publicados en verano de 2024, los países europeos que lideran la infraestructura de puntos de carga públicos son Países Bajos, Alemania, Francia y Reino Unido (España, por su parte, ocuparía el octavo puesto en este ranking). Estos son algunos de los cambios que han aplicado nuestros vecinos para ir a la cabeza en movilidad eléctrica:
Reino Unido (y también Portugal), por ejemplo, han instalado puntos de recarga lenta en farolas urbanas, algo muy práctico para aquellos usuarios que no disponen de garaje privado y necesitan cargar su coche mientras se encuentra aparcado en la calle.
Algo similar lo ha promovido Países Bajos, donde acostumbran a colocar puntos de recarga dentro de los cascos urbanos según las peticiones de los ciudadanos. De todas formas, el país de los tulipanes destaca por su enfoque integral, con apuesta por la interoperabilidad de los sistemas de carga, lo que deja que los usuarios accedan a diferentes redes con una sola tarjeta o app móvil. Además, han colocado una amplia red de estaciones de carga rápida a lo largo de sus autopistas y han incentivado la instalación de cargadores bidireccionales -como los que ya ofrecen diversos modelos eléctricos de Renault-, que permiten a los vehículos devolver energía a la red eléctrica.
Francia, por su parte, ha implementado subvenciones para la instalación de estaciones de carga, tanto en el ámbito privado como en el público. Mientras que Suecia, además, ha apostado recientemente por la construcción de la primera autovía del mundo que permite la carga dinámica de vehículos eléctricos a la vez que circulan. Si todo va según lo previsto, el proyecto debería poder ver la luz este mismo año.
Y como estos, podríamos hablar de muchos otros casos de éxito, lo que demuestra que con voluntad, colaboración público-privada y un enfoque centrado en el usuario, es posible superar los desafíos y avanzar hacia un panorama eléctrico más eficiente y accesible.
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